Opción agro-ecológica

El eje de estas iniciativas novedosas de sustentabilidad la forman las comunidades forestales y las cafetaleras. Aunque los bosques y selvas de las comunidades y ejidos son de propiedad comunal, estos fueron largamente explotados durante décadas por compañías privadas y empresas estatales, dejando mínimos beneficios a sus poseedores locales a través del pago del llamado “derecho de monte”. Durante las últimas tres décadas, sin embargo, numerosas comunidades han ido recuperando el control sobre sus propios bosques. Hoy, docenas de comunidades forestales están comprometidas en una producción ecológicamente correcta de productos tanto maderables como no maderables tales como hongos, resinas, plantas medicinales, hojas de palma, gomas y especias. Dentro de este panorama destaca el papel de la Unión Nacional de Forestería Comunitaria (UNOFOC) que impulsa entre sus agremiados (550 comunidades y ejidos) una producción forestal ecológicamente adecuada, y que aglutina numerosas experiencias exitosas a nivel nacional e internacional. La adecuada actividad forestal de varias de estas comunidades ha sido certificada por el Forest Stewardship Council.

En el contexto de la producción mundial de café, México, ocupa actualmente el cuarto lugar en términos de volumen y el quinto en términos de superficie cosechada. Se estima que el número de  productores  de  café  alcanza  aproximadamente los  200 000, quienes cultivan  alrededor de 777,000 ha (2004). En México, el 70 % de la producción de café la realizan productores de comunidades rurales. Una gran parte de este sector comunal está formada por productores indígenas de 28 culturas entre los que destacan los zapotecos, mixtecos, mixes, totonacas, nahuas, huastecos, tzetzales, zoques, tojolabales y chatinos. Estos productores indígenas, mantienen plantaciones agroforestales de café a la sombra, con varios estratos y especies (policultivos), en donde se maneja una gran variedad de especies útiles, que contrastan con las modernas plantaciones agroindustriales de café bajo sol, que utilizan agroquímicos y generan deforestación y erosión de suelos.

Como resultado de lo anterior, México es el primer país productor de café orgánico certificado del mundo (representando la quinta parte del volúmen total), una parte substancial del cual es generado por productores indígenas. Se estima que unas 300,000 hectáreas de cafetales se encuentran como “jardines de café” bajo sombra y bajo producción orgánica. En éstos sistemas agro-forestales, una hectárea puede tener de 50 a 150 especies de plantas útiles, de las cuales se obtienen una gran variedad de frutos tropicales, además de plátanos, cítricos, pimienta, canela, macadamia, litchi, maracuyá, mango, miel y especialmente café.